La parábola del lago

En el fondo del estanque que abastecía de agua a cierto pueblo, había un diamante.

Dos hombres decidieron buscar la valiosa gema observándola desde la superficie. En la cara norte de la laguna soplaban vientos que agitaban la superficie del agua. Al otro lado, en la cara sur, las montañas la protegían de los vientos y la superficie estaba serena.

Así que el hombre que intentaba ver el fondo de la laguna desde el norte no podía ver nada, porque había una barrera de turbulencias entre él y la piedra preciosa.

Pero el hombre que miró hacia el sur pudo ver el fondo de la laguna y el tesoro que había allí.

La laguna es la mente.

El diamante es el yo.

La superficie agitada es la turbulencia de las ondas mentales.

La superficie serena corresponde a la supresión de las inestabilidades de la conciencia obtenida mediante un entrenamiento diligente de la meditación.

Al estabilizar las ondas mentales, podemos ver el diamante en nuestro interior, es decir, alcanzar el autoconocimiento.

Profesor DeRose.